viernes, 20 de diciembre de 2013

Teoría de la DISONANCIA COGNITIVA de Festinger


La disonancia cognitiva representa esa incómoda alteración de la armonía mental, la cual se define como “tensión psicológica”, que aparece cuando nuestros pensamientos y/o creencias no son congruentes entre sí (en este caso estamos ante un conflicto de pensamientos). También aparece cuando nuestros pensamientos no se corresponden con nuestros actos, es decir, cuando pensamos de una forma pero actuamos de otra.
Cuando esta tensión psicológica aparece, el sujeto trata de eliminarla mediante tres formas posibles:
  1. Cambiar su forma de pensar o creencia original
  2. Cambiar su conducta
  3. Añadir nuevos elementos cognitivos
Imaginemos la siguiente situación. Supongamos que somos militantes de un partido político y, sin embargo, nos gusta más el programa que presenta el partido de la oposición. A pesar de ello votamos a nuestro partido. Esto provoca un sentimiento contradictorio que nos genera cierto malestar. La forma en la que solucionamos esta tensión psicológica es defendiendo que en realidad el programa de nuestro partido es mejor que el de la oposición (cambio de creencia original). Otra posibilidad para reducir la tensión sería votar al partido de la oposición (cambio de conducta). Por último, también se puede recurrir a descalificar el programa de la oposición: ”seguro que todo es mentira” (añadir nuevos elementos cognitivos).
 

Un experimento clásico que muestra un cambio de creencia original para reducir la disonancia cognitiva fue el realizado por Festinger en el año 1959.
Se seleccionó a una serie de sujetos a los que sometieron a una larga tarea extremadamente aburrida. Al concluir, les preguntaron sobre ella y todos coincidieron en la opinión de que era muy aburrida. Festinger dividió al azar a los sujetos en tres grupos. A los del primer grupo que tomó como control, les dijo que el estudio había concluido y que se podían ir para casa. A los del segundo grupo les explicó que fuera de la sala había una serie de personas a las que se trataba de convencer para realizar la tarea; así se pidió a los sujetos de este grupo que mintieran diciéndoles que la tarea era divertida y a cambio recibirían 30 euros.  A los del tercer grupo se les dijo lo mismo pero solo se les ofreció un euro.
Al cabo de una semana llamó a todos los sujetos para preguntarles de nuevo su opinión sobre la tarea y comprobar si mantenían la misma postura.
Los sujetos del primer y segundo grupo se reafirmaron en su anterior respuesta. Sin embargo, la respuesta del tercer grupo varió.
Los resultados se explican del siguiente modo. Los sujetos del primer grupo no tenían un conflicto psicológico puesto que no habían mentido. Los del segundo grupo podían justificar la pequeña mentira a cambio de la cantidad de dinero que habían cobrado por lo que no se producía en ellos una disonancia cognitiva. Pero los del tercer grupo habían mentido a cambio de una cantidad ridícula de dinero y esto les producía malestar; la forma que encontraron de aliviar esa tensión fue auto-convenciéndose de que la tarea realmente no había sido tan aburrida.

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