domingo, 22 de diciembre de 2013

MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA




Hablamos de motivación extrínseca cuando la acción se encuentra guiada por estímulos externos; es decir, por incentivos como la mejora laboral o ser aceptado en un grupo. Estos incentivos funcionan por su valor hedónico que puede ser agradable o aversivo (desagradable). Es importante destacar que el valor de los incentivos es siempre subjetivo ya que depende de la interpretación del sujeto.
Este tipo de motivación es aprendida por condicionamiento operante. Su estudio surgió de los planteamientos conductistas sobre el papel del refuerzo y los incentivos en la conducta a lo que posteriormente se incorporaron aspectos cognitivos.
En motivación extrínseca se habla de reforzadores, castigos e incentivos: 
Reforzador o recompensa: es el refuerzo agradable que se aplica después de la ejecución y favorece su repetición, su objetivo es incrementarla. Es un “premio” que se le da al sujeto después de una conducta pero no se le avisó previamente de que existiría tal premio. 
Castigo: es un refuerzo desagradable que se da al final de una conducta, su objetivo es reducirla. 
Incentivo: su efecto motivacional precede a la ejecución y la facilita por las expectativas creadas y por el valor que el sujeto le asigna. El incentivo no es el causante de la conducta pero incrementa su probabilidad de ocurrencia y la fuerza en la ejecución. Incentivo y reforzador difieren en el momento de aparición; así, al sujeto se le avisa de antemano de que si alcanza la meta recibirá el incentivo.

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