Los motivos secundarios se caracterizan
por no tener una base biológica clara y por ser aprendidos. Se desarrollan
mediante la interacción con los individuos y juegan un importante papel en el
desarrollo emocional de los sujetos.
En ocasiones las motivaciones aprendidas
priman sobre las motivaciones básicas de sentirse cómodo y seguro. Sabemos que
la evitación de dolor es un motivo primario y que las creencias religiosas en
un motivo secundario. Pues bien, existen personas que en nombre de sus
creencias religiosas son capaces de auto-infringirse dolor. Otro ejemplo lo
tenemos en las huelgas de hambre.
Existen, principalmente DOS TIPOS DE
TEORÍAS QUE INTENTAN EXPLICAR LOS MOTIVOS SECUNDARIOS. Una de ellas se basa en
las necesidades y otra en las metas.
Son necesidades
aquello que necesitamos o creemos necesitar y que nos induce comportamientos
cuyo fin es su satisfacción. Uno de los psicólogos clásicos que apoyan esta
teoría es Maslow el cual estableció
una jerarquía de las necesidades dividiéndolas en cinco niveles. Una de las
críticas más fuertes que se hace esta teoría es que solo pueden satisfacerse
los niveles superiores cuando los inferiores ya han sido satisfechos.
Otro autor importante dentro de la teoría
de las motivaciones es McClellad que
formuló su teoría de la motivación humana
en base a la búsqueda de tres necesidades que desarrollaremos en
posteriores entradas del blog; estas son: necesidad de logro, de poder y de
afilición.
Por el contrario, las teorías centradas en las metas
consideran que los motivos secundarios son determinados voluntariamente por los
sujetos.
Cuando las metas son decididas por el
individuo aumenta el nivel de ejecución de una tarea. Las metas han de ser
específicas, concretas y equilibradas con el nivel de capacidad del individuo
para que resulten más eficaces.
Según modelo jerárquico de motivación de
logro de Elliot (modelo integrador), al tratar de conseguir una meta hay que tener
en cuenta dos aspectos: la atracción hacia el éxito y el miedo al fracaso. Este
modelo establece cuatro tipos de metas que estarán en función de dos
dimensiones:
La valencia: se refiere a la atracción o rechazo que evoca una determinada meta y presenta dos niveles; aproximación y evitación.
La finalidad de objetivos: se refiere al objeto que se persigue al intentar conseguir una meta y muestra otros dos niveles; dominio y rendimiento. El objetivo prioritario en el dominio es que el sujeto mejore sus capacidades, perfeccione sus habilidades y destrezas. El objetivo principal en el rendimiento es demostrar a los demás que somos buenos en una tarea; se basa en la autovaloración en relación al resto de individuos.
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