Cuando la acción no se encuentra motivada
por el ambiente hablamos de motivación intrínseca. La motivación intrínseca
supone la necesidad psicológica de implicarse en algo sin recompensa externa,
implica creatividad y curiosidad. Aquí, el hombre es el agente causal de la
acción centrándose en aspecto subjetivos como la autocompetencia, la
autodeterminación (el hombre determina sus acciones y se compromete con ellas),
la causación personal (conducta orientadas a producir cambios en el ambiente) y
la autoeficiencia.
Teoría de
la sobrejustificación: postula que
la idea que el individuo tiene sobre las causas de su conducta influye en la
motivación intrínseca de tal manera que una estimulación externa puede
disminuir dicha motivación. Esto es lo que se llama “costo oculto de la
recompensa o paradoja del incentivo” y nos indica que incentivos externos a
conductas motivadas intrínsecamente llevan a disminuirlas.
Teoría de
la autodeterminación: Hay una
tendencia innata que lleva a involucrarse en comportamientos que despiertan
interés en lugar de aquellos que suponen una obligación. Entra en funcionamiento
cuando es el sujeto el que elige su propia conducta.
Teoría de
la evaluación cognitiva: La
condición de sentirse autónomo y competente favorece la motivación intrínseca mientras
que la percepción de control de la conducta por estímulos externos la
disminuye. Salvo que el incentivo recibido sea percibido como un hecho
informativo que suministra retroalimentación de su competencia. Cuanto mas
competente se sienta un individuo mayor será su motivación intrínseca.
Teoría de
la autoeficacia: la percepción de la
propia competencia depende de factores cognitivos como la historia de
reforzamientos positivos y negativos ante esa acción, esto determinará las
expectativas de éxito y con ello la persistencia en la ejecución y el esfuerzo
invertido en ella. Saberse capaz de lograr algo hace que aumente la motivación
intrínseca y se faciliten los aprendizajes posteriores. Heider denomina indefensión aprendida al estado en el que se
encuentra alguien tras una serie de fracasos cuando cree que no tiene ningún
control sobre la situación.
La
dificultad de la tarea: El nivel de
dificultad percibido debe de ser semejante a la valoración de las propias
capacidades. Si se considera que las habilidades superan al reto la tarea puede
resultar aburrida; mientras que si ocurre lo contrario aparecerá la ansiedad. Los
sujetos intrínsecamente motivados eligen tareas de mayor dificultad que los
motivados de forma externa.
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