Se persigue descubrir los mecanismos por
los cuales la mente de un sujeto se adapta a las exigencias del ambiente. Se
considera la conducta como un instrumento para conseguir premios y evitar
castigos.
En este sentido actúa la LEY
DEL EFECTO según
la cual: las consecuencias de una acción determinan su repetición, de tal forma
que si las consecuencias son agradables la conducta aumentará pero si son
desagradables disminuirá. Cuanto mayor es el premio o castigo que obtenemos más
intensamente se refuerzan ciertos patrones conductuales.
Por ejemplo, si a un niño le ofrecemos un
juguete por terminar de hacer un puzle este encontrará la suficiente motivación
para intentarlo pero si por el contrario le decimos que si acaba el puzle
tendrá que hacer unos deberes extra seguramente no termine la tarea.
Este tipo de aprendizaje es lo que se
denomina CONDICIONAMIENTO OPERANTE
porque el sujeto opera sobre el ambiente emitiendo voluntariamente aquellas
respuestas que le proporcionan premios y le evitan castigos. Para que este
condicionamiento se produzca es importante que exista una contingencia entre la
conducta y sus consecuencias.
En este proceso intervienen dos factores:
§
Respuesta operante: es la respuesta que se desea adquirir y que el individuo se encuentra
motivado a realizarla.
§
Estímulo reforzador: es aquello que se dispensa al sujeto tras la
conducta deseada. Es importante hacer un buen uso del reforzador. Pensemos por
ejemplo en un niño que inicia una rabieta y automáticamente le cogemos en
brazos para calmarlo, lo que hacemos en este caso es reforzar una conducta
negativa y fortaleciendo su repetición. Si por el contrario esperamos a que se
calme para cogerle en brazos estaríamos reforzando una conducta positiva.
Según la TEORÍA
DE LA PROBABILIDAD DE PREMACK un reforzador puede ser una
actividad cuya probabilidad de ocurrencia sea mayor que la de la conducta
exigida (si un niño pasa mucho tiempo viendo la tele y poco estudiando entonces
deducimos que ver la tele le gusta más que estudiar por lo que podemos utilizar
la tele como premio después de hacer los deberes).
Conforme a la HIPÓTESIS
DE LA PRIVACIÓN DE LA RESPUESTA
(Timberlake y Allison) también pueden ser reforzadores aquellas actividades que
ocurren con menor frecuencia, siempre que se limite y controle al sujeto en el
acceso a ambas (si conseguimos que el niño estudie mas horas de las que pasa
jugando a la consola esto sería un ejemplo de que es posible invertir la
conducta pero, permitirle jugar a la consola una vez terminadas las tareas seguiría
siendo un reforzador).
Una ampliación de esta teoría es la TEORÍA
DE LA DISTRIBUCIÓN CONDUCTUAL
según la cual cualquier actividad puede convertirse en reforzador de otra. Así
durante un condicionamiento se modifica la distribución que hace un sujeto de su
tiempo.
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